Hace más de un año que conocimos a Ana Karina e Iván y comenzamos a planear la cobertura de su boda. Durante ese tiempo tuvimos oportunidad de conocerlos más al hacerles sus fotos previas, hasta culminar con la que sería una de las bodas más esperadas del año. El arreglo de Ana Karina fue en la casa de sus papás, junto con su mamá, hermana, sobrina, prima y tías. Mi esposa Hani se quedó cubriendo el arreglo de Ana Karina mientras yo me fui a cubrir el de Iván en el hotel Quinta Real, en el centro de Puebla. Antes de la misa, planeamos el encuentro en el patio del Quinta Real. Aunque el tiempo que tuvimos tanto para el encuentro como para su sesión fue muy reducido, gracias a que los novios no estaban para nada nerviosos, pudimos tener una sesión muy activa y productiva, aprovechando el ambiente nocturno y romántico del antiguo hotel. La misa se llevó a cabo en la Catedral de Puebla. La Catedral siempre es un reto difícil tanto para fotógrafos como videógrafos, porque es un edificio con accesos difíciles para desplazarse, pero la ventaja de que seamos dos fotógrafos cubriendo la misa es que mientras uno atraviesa el edificio hasta llegar al otro lado para tener la cobertura del lado de la novia, el otro fotógrafo se queda cubriendo lo que está pasando, y eso es lo que hicimos para esta ocasión. Después de la misa, todos nos dirigimos a la fiesta de la boda en el Museo de Arte Virreinal, ahí mismo en el centro histórico, donde entre invitados y familiares sumaban unas 600 personas. Fotográficamente tuvimos mucho qué documentar: la imponente decoración, el edificio antiguo, y las interacciones entre los amigos y familiares de los novios. Fue una gran boda de la que estamos muy contentos del trabajo realizado.